Las residencias privadas de los ciudadanos están monotorizadas con
tecnología de domótica y control por voz. Además, cada miembro de
un hogar posee un chip implantado bajo la piel que le permite entrar
de forma segura a su propiedad. Los hospedajes están controlados casi
enteramente por androides, salvo los cargos más altos, que son
ocupados por humanos.